La producción animal en Latinoamérica hace crecer la economía, crea empleos, y apoya la seguridad alimentaria en la región. Se espera que el sector crezca, sin embargo, la volatilidad del mercado de la soja y el cambio climático pueden poner en riesgo este crecimiento. Los productores de Latinoamérica están buscando maneras de sacarle el máximo provecho a la harina de soja y hacer su producción más sostenible. Las enzimas que desarrollamos en conjunto con DSM ayudan en ambos frentes.
Crecimiento impulsado por las respuestas ágiles a los mercados globales
El informe predice que la producción agrícola en la región aumentará en un 14%. La producción animal representará el 28% de este aumento. Un contribuyente clave a este crecimiento es la agilidad de respuesta de los productores de animales a los cambios del mercado global. Tal agilidad se demostró tras la lucha de China contra la peste porcina africana en 2019. Los productores brasileños ampliaron su capacidad, asegurando así que más plantas de procesamiento pudieran abastecer a China. Como consecuencia, en los primeros diez meses de 2020 los embarques de carne de cerdo al país fueron superiores (+123%) a los del mismo período en 2019.
Los crecientes precios de la soja están perjudicando los márgenes
Sin embargo, existen dos posibles obstáculos al aumento de la producción animal en la región. El primero es la volatilidad del mercado de la soja. La harina de soja es una de las fuentes proteicas más importantes en alimentos para animales a nivel mundial. Y sólo tres países de Latinoamérica – Brasil, Argentina y Paraguay – representan más de la mitad de la oferta mundial de soja. Todos ellos han sufrido sequías severas recientemente. Esto, junto con varios otros factores como los desequilibrios comerciales, ha hecho dispararse los precios. Los costos más altos de la soja hacen que se reduzcan los márgenes de los productores y podrían también causar una desaceleración del crecimiento.